24.5.13

pum pum pum

Todo oscuro. Todo. Abriendo los ojos lo más que se puede, sabiendo la imposibilidad de aumentar la visión. Algo que el cuerpo no puede apurar, hasta que se acostumbre el ojo.

Todo inútil. Inútil. Cualquier esfuerzo por reconocer el lugar. Un piso frío, no se distinguía pared alguna. Ninguna variación de brillo indicador de nada. 

Totalmente mudo. Mudo. Sin emitir ningún sonido. Pavor, terror. 

Absolutamente sordo. Sordo. Ni un solo sonido. Nada. 

Ausencia. Desesperación y ausencia.




Y de repente. 

TITULO

23.5.13

años atrás

Ay!¡Qué disparate!
¡Se mató un tomate!
¿Quieren que les cuente?
Se arrojó en la fuente
Sobre la ensalada
recién preparada.
Su vestido rojo,
todo descosido,
Cayó haciendo arrugas
al mar de lechugas.
Su amigo el zapallo
corrió como un rayo
pidiendo de urgencia
por una asistencia.
Vino el doctor Ajo
y remedios trajo.
Llamó a la carrera
a Sal, la enfermera.
Después de secarlo
quisieron salvarlo,
pero no hubo caso:
¡estaba en pedazos!
Preparó el entierro
la agencia "Los Puerros".
y fué mucha gente...
¿quieren que les cuente?
Llegó muy doliente
Papa, el presidente
del club de Verduras,
para dar lectura
de un "verso al tomate"
(otro disparate)
mientras, de perfil
el gran perejil
hablando bajito
con un rabanito.
También el laurel
(de luna de miel
con doña nabiza)
regresó de prisa
en su nuevo yate
por ver al tomate.
Acaba la historia:
ocho zanahorias
y un alcaucil viejo
forman el cortejo
con diez berenjenas
de verdes melenas
sobre una carroza
bordada de rosas.
Choclos musiqueros
con negros sombreros
tocan violines,
quenas y flautines,
y dos ajíes sordos
y espárragos gordos
con negras camisas
cantaron la misa.
El diario "ESPINACA"
la noticia saca.
HOY, QUE DISPARETE!
¡SE MATO UN TOMATE!
Al leer, la cebolla
llora en su olla.
Una remolacha
se puso borracha.
-¡Me importa un comino!
- dijo don Pepino...
y no habló la acelga
(estaba de huelga).


E.B.

20.5.13

CAPÍTULO XXVI

"Durante diez años, de 1925 a 1935, se iniciaría Bartlebooth en el arte de la acuarela.
Durante veinte años, de 1935 a 1955, recorrería el mundo, pintando, a razón de una acuarela cada quince días, quinientas marinas de igual formato (65 x 50, o 50 x 64 standard), que representarían puertos de mar. Cada vez que estuviera acabada una de estas marinas se enviaría a un artista especializado (Gaspard Winckler) que la pegaría a una delgada placa de madera y la recortaría, formando un puzzle de setecientas cincuenta piezas.
Durante veinte años, de 1955 a 1975, Bartlebooth, de regreso en Francia, reconstruiría, siguiendo su orden, los puzzles así preparados, a razón, una vez más, de un puzzle cada quince días. A medida que se reconstruyeran los puzzles, se reestructurarían las marinas, de tal manera que pudieran despegarse de su soporte, trasladarse al lugar mismo en el que -veinte años atrás- habían sido pintadas y sumergirse en una solución detersiva, de la que saldría una simple hoja Whatman intacta y virgen."





Georges Perec
La vida instrucciones de uso