Solo
puede resultarnos agradable
y
productivo lo
que hagamos con
esmero y precisión,
lo contrario es
convertir
nuestro trabajo en
una insufrible
actividad que
realizamos con el
pensamiento puesto en el momento de
acabarla. Aunque
parezca fútil,
cada comienzo de
un nuevo proyecto
debería representar
la ocasión para limpiar
nuestra mesa
de trabajo y archivar
los documentos del trabajo
anterior, también y
en un sentido más profundo,
la ocasión para
actualizar nuestros conocimientos y perfeccionarlos.
Todo lo que se
hace bien es
divertido y encuentra
la recompensa de
un aprendizaje,
por el contario el
atolondramiento o
la toma de
atajos, se
convierte en una
fuente continua de
disgustos. Proponernos
una hipótesis de
trabajo que
sirva para repasar
y ordenar nuestros conocimientos,
técnicos y
creativos, para ordenar
datos objetivos, como
bibliografía, apuntes,
normativas, catálogos... y
crear una miniestructura,
cada vez más afinada,
para la realización
de los proyectos
futuros.
La
experiencia adquirida en el sentido
en
el que estamos hablando
es acumulativa y
permite la mejora de
nuestra eficacia
para los proyectos
posteriores.
Granada
24.04.1998